ALZHEIMER Y AUDICIÓN
Investigaciones han relacionado la pérdida de audición con marcadas diferencias en la estructura cerebral, tanto en humanos como en animales. En concreto, según se había visto, las estructuras que procesan la información del sonido tendían a ser de menor tamaño, pero se desconocía si estas diferencias estructurales se producían antes o después de la pérdida de audición.
En un estudio comparativo en general, las personas con problemas de audición perdieron más de un centímetro cúbico de tejido cerebral más cada año, en comparación con aquellos con audición normal. Y las personas con problemas de audición también tuvieron una mayor contracción en determinadas regiones, incluidas las responsables de procesar el sonido y el habla.
Se afirma que esto fue consecuencia de que la corteza auditiva está «empobrecida» por esa falta de audición, lo que podrían favorecer la atrofia. Sin embargo, añade, estas estructuras no funcionan de manera aislada y sus responsabilidades no terminan en la clasificación de los sonidos y el lenguaje, ya que hay algunas regiones que también juegan un papel en la memoria y la integración sensorial, por lo que dicha disminución podría estar relacionada con las primeras etapas de un deterioro cognitivo leve y la enfermedad de Alzheimer.
De acuerdo con varios estudios, los adultos con pérdida de audición son más propensos a desarrollar la enfermedad de Alzheimer y la demencia, en comparación con las personas con audición normal. Además, el riesgo aumenta cuando la pérdida de audición de la persona aumenta. Las personas con pérdida de audición leve tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con las personas con audición normal. El riesgo aumenta tres veces para las personas con pérdida auditiva moderada y es cinco veces mayor para las personas con discapacidad severa. En concreto, el riesgo de demencia aumenta entre las personas con una pérdida auditiva superior a 25 decibelios
¿CÓMO SE PRODUCE ESTA CONEXIÓN?
Aunque la razón de la relación entre la pérdida de la audición y la demencia no es concluyente, los investigadores sugieren que una patología común podría subyacer en ambas, los problemas en la decodificación de los mensajes y los sonidos de su entorno, puede abrumar a los cerebros de las personas con pérdida de audición, dejándolos más vulnerables a demencia. También se especula que la pérdida de audición podría conducir a la demencia en las personas más aisladas socialmente, un factor de riesgo conocido para la demencia y otros trastornos cognitivos.
Además de ser un factor de riesgo importante para la enfermedad de Alzheimer y la demencia, múltiples estudios han demostrado que la pérdida de audición empeora los síntomas de estas enfermedades cuando ya están presentes. Estos síntomas incluyen deterioro de la memoria, la incapacidad para aprender nuevas tareas, estado de alerta reducida, seguridad personal comprometida, irritabilidad, enojo, fatiga, estrés, depresión y disminución de la salud en general.
Hemos encontrado que nuestros audífonos AEPS, pueden retrasar o incluso prevenir, la demencia y el Alzheimer, mejorando la audición de los pacientes. Además, el tratamiento de la pérdida auditiva con audífonos de alta tecnología, pueden reducir los síntomas de muchos de Alzheimer para las personas con la enfermedad.
DETERIORO COGNITIVO.
La sordera es una de las dolencias más comunes en la ancianidad; su causa más frecuente es la presbiacusia, que afecta al 25% de los ancianos entre 65 y 74 años, y al 50% de los mayores de 75 años. Diversos estudios han demostrado que la pérdida auditiva influye significativamente en la situación de aislamiento de los ancianos, debido a que sólo una minoría de ellos recibe el tratamiento adecuado. Los ancianos que tienen sordera manifiestan más síntomas de depresión, tienen una menor capacidad funcional, aquejan una menor calidad de vida, y tienen mayores probabilidades de ser institucionalizados.
Considerando todo lo antedicho sobre el impacto de la pérdida auditiva en los ancianos, un grupo especialmente vulnerable es el constituido por personas que, además, padecen un trastorno cognitivo, por lo que se puede concluir que la sordera se asocia con un deterioro cognitivo superior en los ancianos.
TERAPIA DE ESTIMULACIÓN AUDITIVA.
Se ha constatado la eficacia de la terapia de estimulación sensorial auditiva en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, por la que se estimula el cerebro del enfermo por medio de sonidos y de música. No estamos hablando de curar pero sí de mantener a los enfermos con un nivel de activación alto.
La estimulación auditiva, es una estimulación sensorial de uno de los órganos que más tarde perdemos y uno de los primeros en desarrollar: el oído.
Con la estimulación auditiva se pretende entrenar los receptores sensoriales y promover procesos de plasticidad neuronal., generando reacciones en la persona, ya sea a nivel motriz, cognitivo, emocional y/o social.
Dicha intervención va dirigida a personas con Alzheimer cuyo deterioro cognitivo es moderado-severo, severo o muy severo; también se puede emplear con personas con deterioro leve o sin deterioro, para reforzar la capacidad de atención y reconocimiento entre otras.
NUESTRA ESTRATEGIA AUDITIVA.
Nuestros accesorios vibrotactiles o de transmisión ósea; son tipos de auriculares tecnológicamente avanzados y de bajo costo que transmiten el componente vibratorio de los sonidos del entorno vía los huesos y por vía aérea, vinculando las dos señales en una sola, lo que permite estabilizar la interface auditiva, dando lugar a dar énfasis a la mejora de la escucha normal.
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REFERENCIAS:
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